Lunes 16 de Junio de 2025

En Día del Padre, familias buscadoras convierten el dolor en protesta

San Luis Potosí, SLP.- Mientras miles de familias en México se preparan para celebrar el Día del Padre, en San Luis Potosí hay quienes no tienen nada que festejar. Son los padres y madres que buscan a sus hijos desaparecidos, los que hoy prendieron veladoras en lugar de cortar pastel, los que en vez de abrazos reciben silencio oficial.

 

Este sábado, más de 50 integrantes del colectivo “Voz y Dignidad por los Nuestros SLP” se manifestaron frente a las instalaciones de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), en un acto de profunda denuncia, memoria y dignidad. Denunciaron no sólo la omisión del organismo frente a la grave crisis de desapariciones en el estado, sino también una nueva afrenta, el retiro de fichas de búsqueda colocadas el pasado 10 de mayo, Día de la Madre.

 

“La indiferencia también es violencia”, expresaron quienes acudieron a la protesta. Familias enteras, algunas con más de una década buscando, instalaron lonas, bordados, retratos, pinturas y mensajes en los muros de la CEDH. Cada pieza, una historia robada. Cada cartel, un rostro ausente. Cada bordado, una vida suspendida.

 

“Nosotras no tenemos tumbas. Encendemos velas porque nuestros hijos no están muertos. No lo sabemos. El Estado no nos ha dado respuestas y mientras no haya certeza, hay esperanza. Nos toca buscar. Es nuestra responsabilidad y también nuestro derecho”, afirmó Edith Pérez Rodríguez, presidenta del colectivo, mientras sostenía el retrato de su familiar.

 

La jornada también estuvo cargada de exigencias. Las familias pidieron al Congreso local la destitución de Giovanna Argüelles Moreno, actual presidenta de la CEDH, a quien señalan de haber sido impuesta sin escuchar a las víctimas y de mantener una gestión sin respuestas ni compromiso. Para ellas, su permanencia es símbolo de una institución desconectada de su mandato.

 

Este Día del Padre, las familias recordaron que no todos los padres celebran. Algunos, como los del colectivo, siguen caminando con la foto de su hijo al pecho, recorriendo oficinas, campos, fosas y burocracias en busca de justicia. “Vivos se los llevaron y vivos los queremos” no es consigna, es una promesa que sostienen con cada paso, aunque el Estado les dé la espalda.

 

Porque hoy, más que nunca, lo que estas familias piden no es una felicitación, sino un país que les permita abrazar a sus hijos otra vez.

 

 

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