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SLP: La historia de cómo la censura intentó silenciar a Black Sabbath
15 de Junio 2025 | Plano Informativo
San Luis Potosí, SLP.- En 1989, San Luis Potosí vivió uno de sus episodios más oscuros en su historia cultural. Lo que sería el primer concierto de heavy metal en México, protagonizado por Black Sabbath, fue cancelado por una autoridad que respondía más a intereses ideológicos, religiosos y conservadores que a la libertad del pueblo.
El 28 de octubre de ese año, la ciudad fue testigo de una represión que evidenció el autoritarismo de un grupo político hegemónico, aliado a la influencia de la Iglesia Católica y sus redes de poder. Bajo el argumento de que Black Sabbath promovía el satanismo, la autoridad municipal, encabezada por Guillermo Pizzuto Zamanillo, vetó el evento, clausuró el Estadio Plan de San Luis y desató una brutal represión contra miles de jóvenes que habían viajado desde diferentes estados y países.
La reacción de la juventud fue de rabia y resistencia. En barrios como El Tecuán, familias solidarias protegieron a los perseguidos, mientras estudiantes universitarios y organizadores enfrentaron la frustración de ver negados sus derechos culturales. El concierto fue cancelado, los boletos quedaron sin reembolso, y la ciudad quedó marcada por disturbios, heridas, detenciones y una sensación de vergüenza colectiva. La banda regresó a su país sin entender cómo una ciudad entera podía vivir bajo una moral tan impuesta.
Aquel “sábado negro” evidenció cuánto se consideraba peligroso el pensamiento distinto y cuánto se vigilaba la libertad de sentir, expresarse y escuchar. La misma autoridad que reprimió aquella expresión artística, aún mantiene ciertos vestigios de control, protegiendo abusos y queriendo decidir qué manifestaciones culturales son aceptables, y cuáles no.
Pero hoy, San Luis Potosí ha cambiado. Gracias a la evolución política y cultural de sus habitantes, el Estado se ha abierto a toda diversidad artística. Artistas internacionales como Till Lindemann y muchas otras bandas han podido presentarse en libertad, con el respaldo de instituciones que no imponen dogmas, sino que celebran la riqueza cultural y la pluralidad.
Las restricciones y silencios del pasado han quedado atrás. La cultura y el arte en San Luis Potosí ya no serán objeto de prohibiciones ni censuras disfrazadas de preocupación ciudadana. Ahora se reconoce que el arte es una expresión legítima de libertad, no una amenaza. La historia nos enseña que la verdadera autoridad está en el respeto y el reconocimiento de la diversidad cultural.